martes, 23 de octubre de 2012

REFLEXIÓN FINAL ACERCA DEL CURSO DE DIDÁCTICA I


Luego de haber cursado un año de esta materia tengo para reflexionar, repensar, observar, concluir y agradecer varias cosas. En primer lugar quiero decir que me parece excelente tener la oportunidad de iniciarnos en la práctica tan temprano en nuestra carrera. La práctica, junto a la Didáctica, son dos pilares bases para encaminar nuestra vocación. Podríamos entender a estas dos disciplinas como las herramientas claves para la formación de cualquier docente. Es por este motivo que cursar la materia Didáctica en segundo año nos deja más beneficios que perjuicios. 

Cuando uno decide formarse como docente, sin haber trabajado antes en esta función, imagina a lo que debe enfrentarse y lo que significa ser docente. No obstante, cuando uno ingresa en el salón de la práctica, aquello que había imaginado cambia de percepción. Lo que aquí expreso no tiene ningún matiz negativo, por el contrario, en mi caso personal, al entrar en el salón de clase del liceo 17 (donde realicé la práctica) encontré mi vocación. Aseguro lo dicho, con respecto a la vocación, porque realmente pude apreciar un mundo mágico que me gustó ir descubriendo de a poco junto a personas que me ayudaron a ir abriéndome paso. Estar allí, enfrentarse a una clase, nos pone en situación de ver si nos sentimos cómodos haciendo lo que proyectamos día a día para nuestro futuro. 

Debo admitir que el crecimiento académico que he realizado este año es notorio; y no fue precisamente por haber leído más libros que en el primer año, o haber tenido mejores calificaciones, sino por haber estado en situación de contacto con los jóvenes, de tener que crear una planificación, pensar una clase. Quizá lo más complicado de la práctica fue, justamente, generar una planificación. No es fácil organizar aquello que queremos expresar para un auditorio que está allí esperando grandes cosas de nosotros y, que también nos prueban constantemente para ver en donde fallamos. Tampoco es fácil transponer todo el caudal teórico que adquirimos para personas que nada más necesitan comprender una base de todo lo que nosotros tenemos para darles. No es necesario recalcar, creo, que no es para nada sencillo pensar todo lo anterior y llevarlo, en la mente, a una clase de 45 minutos. Ademas, siempre están los nervios y la intriga de qué es lo que puede pasar con los alumnos, qué es aquello que nos pueden preguntar de imprevisto y que nosotros debemos saber responder en forma y tiempo. Pero no hay que desesperarse, porque como recalcó mi profesora de Didáctica I, Iris Caramés, esto es un PROCESO. Resalto la palabra <<proceso>>  porque es necesario tenerle presente cuando estamos formándonos como docentes. Aprender a enseñar consta de un proceso arduo pero gratificante. A medida que vamos avanzando en la práctica y vamos acumulando información teórica para poder abordarla, también estamos creciendo en nuestra formación. ¡Y eso es lo que vale!   

Es válido aclarar que el proceso al cual me refiero no termina en este año, por el contrario, recién empieza. Quizá sea por esto que me quedo con la impresión de que puedo mejorar más cosas ahora, rever y modificar actitudes, opciones que realicé durante las planificaciones, entre otros asuntos. Entre estos asuntos, me gustaría dejar registrado uno de los errores (error que es marcado para aprender de él) que cometí este año: la organización. Didáctica es un curso engañoso y avasallante diría, si parafraseo las palabras de mi profesara nombrada anteriormente. Es verdad, el año lectivo pasa rápido y supe confiarme en el tiempo: ERROR. Me faltó un poco más de organización para poder abarcar todo lo que el curso exige.  Hubiera sido de mi agrado poder dedicarle más tiempo al blog, un espacio asombroso para poder interactuar con personas que compartieron mi situación durante todo el año, es decir, un espacio de aprendizaje. También me hubiese satisfecho cumplir con todos los requisitos, en especial con las entrevistas en el liceo, no realizadas por falta de tiempo. Otra actividad que desearía haber realizado es hacer una corrección de las planificaciones modificando y considerando, de forma reflexiva, aquellas correcciones realizadas por las docentes guias (Iris Caramés y Marina Gómez). De todos modos, si bien el año termina, estas faltantes son objetivos a cumplir para mejorar mi profesión.   

Para cerrar esta reflexión, quiero agradecer, en primer lugar, a mis docentes Iris Caramés y Marina Gómez. El agradecimiento surge de todo el apoyo y la contención brindada por ellas durante todo el año. También por sus correcciones realizadas de manera amable y sobre todos los trabajos. En segundo lugar, a las dos compañeras practicantes y a Susana Buchichio (tercera integrante del tribunal y adscriptora de Sara), que  abrieron las puertas de sus clases para que yo pudiera aprender de ellas. En última instancia, a todos mis compañeros de clases con quienes compartí grandes experiencias. 

¡Espero seguir haciendo con esfuerzo mi proceso!

1 comentario:

  1. ¡Gracias, Gimena! Fue un placer ver tu crecimiento, observar tu proceso y es maravillosa esta evaluación que haces del curso. Respecto del tiempo, de tu encarnizada lucha con él, quizá haya responsabilidades compartidas. Mañana haremos una coevaluación, tengo mucho para revisar con Uds. sobre el curso 2012...
    ¡Fue un placer compartir este año contigo!!

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